jueves, 17 de mayo de 2012


Cal Llonch



 Historia:

La finca de Cal Llonch formaba parte a mediados del siglo XIX de los dominios del Castillo de Rubí, propiedad de la Marquesa de Moja i Castellà (Josepa de Sarriera i Copons) fue establecida por Vicenç Llugany en el año 1860.


Muerta la Marquesa y sin descendencia en el 1868, el dominio paso a manos de su nieto, Conde de Solterra y Marquès de Barberà y de la Manresana.

 Vicenç Llugany de profesión paleta y casado con Eulalia Salvatella i Casajoana tenia una única hija llamada Lluisa que se caso con Jaume Llonch en 1872.

El matrimonio construyo su residencia en familiar proyectada por el maestro de obras de Terrassa Jaume Comerma.

Poco después el Sr. Vicenç Llugany murió y un tiempo después la Llamada Lluisa de caso de nuevo con el Sr. Pere Calders , que en 1886 decidió hacer algunas reformas en la casa.

Uno de los hijos siguió la tradición familiar y estudio él ofició de paleta pero en aquel entonces sobre el año 1909 al no haber mucho trabajo decidió de irse en la Habana.

Los padres murieron y de el no se supo nada mas asta ahora.



Mi exploración:

Al pasar por la zona vi un edificio en pésimas condiciones enclavado en el mismo pueblo. Al encontrar el lugar interesante me fui a buscar mi material y me puse a fotografiar.



En un costado en el que supongo había el jardín de la finca la casa constaba de 9 arcos en cada piso , los cuales estaban con balcones de hierro forjado y decorados con una flores de 12 pétalos cada una.

Una vez dentro pude ver que estaba completamente vacía, no me produjo ninguna sensación si no la de desolación por ver la en este estado. En la planta baja había una sala con una chimenea ennegrecida por el humo.


 
La puerta de entrada era un gran puerta de madera noble, subí al segundo piso me encontré con un gran pasillo y en medio una fuente de agua. En los lado las habitaciones que conservaban su suelo de cerámica y sus instalaciones eléctricas antiguas. Algunas tenían el techo derrumbado.

Subí hacia el segundo piso y me encontré con una gran sala con vigas de matera tanto en el suelo como en el techo. Las ventanas tenían todas porticones de madera.

Finalmente salí de esta casa sin vida.


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