martes, 19 de febrero de 2013


El Hostal De La Margineda:

Os voy a explicar una leyenda que vino a mis oídos por parte de un anciano de Andorra.

Havia una vez un hombre llamado Joanot del Hostal, este hombre se hizo una novia mas joven que el, esta era de un pueblo vecino llamado La Seo d´Urgell. Los ancianos del pueblo comentaban entre ellos:
¨Que bonita es la forastera, demasiado bonita para Joanot, esto no puede acabar bien

Un tiempo después de haber festejado, Joanot del Hostal decidió pedir su mano a los padres de ella, que accedieron a su petición.

Cuando se casaron, de nuevo los ancianos del pueblo repitieron:

¨Que bonita es la forastera, demasiado bonita para Jeanot, esto no puede acabar bien

Pero el recién casado Joanot no hacia caso de los comentarios de los ancianos del pueblo ya que estaba demasiado enamorado de su mujer.

Al cabo de un tiempo parecía que Jeanot havia rejuvenecido con su nueva mujer. Los jóvenes de los pueblos cercanos he incluso de algunos pueblos de la Seo d´ Urgell venían numerosos al hostal de la Margineda que regentaban. Parecía que el vino que ponía en mesa fuera el mejor del mundo, que sus comidas fueran las mas gustosas. Las risas y los cantos llenaban de alegría el hostal.

Los jóvenes le iban preguntando: ¨ Pero como has podido enamorar a una mujer tan bella?¨ y Joanot respondía: ¨Es la suerte que me acompaña¨.

El no se percataba de las miradas que los jóvenes lanzaban a la esposa, ni tampoco de las miradas que su esposa de volvía a los jóvenes.

Un día la joven esposa se fijo en un joven forastero mas bello y atrevido que los que avían pasado asta la hora en el hostal. Este joven repitió en varias ocasiones en estancias en el hostal. Un día el joven aprovecho que Joanot estaba despistado para decir le a la joven esposa: ¨Te quiero para mi solo¨

En un primer momento la joven esposa, no le hacia caso y se reía de los comentarios, pero el forastero le repetía la misma frase cada vez que la veía.

La joven esposa empezó a pensar malamente y por su cabeza pasaba la idea de cómo hacer desaparecer a Joanot.

Entonces un día la joven esposa se desplazo asta Engolasters a ver una vieja bruja que conocía y le digo que tenia una persona a la que quería escarmentar. La vieja bruja le aconsejo de coger un poquito de raíz de tora y que lo pusiera en la bebida. Pero la joven esposa no quería solo escarmentar a Jeanot si no que quería deshacer ce de el para poder estar con el joven que le tiraba los tejos.

La joven esposa sabia que esta planta era la mas venenosa del valle, y después de hacer una buena infusión se la dio a Joanot.

Joanot enfermó, pero el cegado por el amor que le tenia a su mujer, le hizo seguir  bebiendo de lo que le daba cada día su mujer. El no paraba de repetir: Que suerte he tenido en conocer te y de casar me con tigo¨, ya que según el, su mujer lo estaba cuidando. Pero al cabo de unos días Joanot murió.

Cuando la joven esposa enteró a Joanot, de golpe se enriqueció, su avaricia hizo que no quiso saber nada del joven que la cortejaba y como mas dinero tenia mas quería. Como lo de la bruja le funciono, aprendió algunos hechizos para hacer que el dinero le llegara de mano de ricos herederos que se paraban en el hostal.

Muchos herederos ricos desaparecieron después de su paso por el hostal.

Por este motivo los rumores volvieron y los ancianos murmuraban:

¨ Es la forastera que tiene el hostal embrujado

Estos murmuros llegaron a orejas de la joven viuda, pero ella no les hacia ni caso.

El tiempo paso el hostal se hizo viejo sin que la viuda arreglase nada en el. Tambien les diré que la viuda perdió su esplendor. Los ancianos seguían murmurando asta que un día, la viuda vieja y sola murió.

El día de su entierro, cargaron el féretro en un carro y emprendieron el camino hacia el cementerio. Pasado unos cuantos metros, tuvieron que detener el carro ya que los pobres caballos que tiraban de el ya no podían mas. Después de descansar un poco reprendieron el camino pero cual fue la sorpresa que los caballos después de hacer algunos pasos mas cayeron al suelo extenuados.

Estupefactos los hombres se acercaron asta una masia cercana para ver si les dejaban un par de vacas, las cuales pusieron en el lugar de los caballos.

Finalmente las vacas lograron retomar el camino, pero poco después tuvieron que volver a parar ya que las ruedas se estaban hundiendo cada vez mas. Después de sacar las vacas, el carro siguió hundiéndose bajo los pies de los hombres que se quedaron asustados. El Sarcófago que contenía a la viuda desapareció completamente bajo tierra.

Al día  siguiente, en el lugar en donde pasaron los hechos, solo quedo un gran agujero. Un agujero que hoy en día aun se puede ver en el camino de va desde la Margineda asta Santa Coloma.

He aquí la leyenda de la Margineda.

 

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